El corazón se rompe cuando se da cuenta de la inutilidad de
todo lo que pones en querer. No hay salida. Es una vieja historia que se repite
y que continuamente va y viene como las olas en el mar. Y podrías escaparte si
te dejaran, si te quedaras a solas el tiempo suficiente con el olvido, si las
lágrimas no fueran esporádicas, sino masas de agua salada que se consolidaran
día tras día, hasta ese instante final en que ya no supieras por qué surgen.
Hay una forma de engaño en querer ser lo que una no es, en querer sentir lo que
no se siente, en querer esperar lo que nunca tendrá razón de ser. Eso es lo que
convierte la vida en una estación de trenes sin paradas, lo que genera el
hastío y la desesperanza. Atrapa la canción y con ella la voz de quien te ha
herido, de quien ha clavado su daga en el costado, como si un sacrificio
estuviera presto a producirse. Nada hay que pueda explicar si nadie entiende.
Algunas críticas sobre el libro de Annie Ernaux "El hombre joven" se referían a que solo tiene 39 páginas. ¿Cómo es posible que una escritora como ella no haya sido capaz de escribir más de este asunto? se preguntaban esos lectores, o lectoras, no lo sé. Lo que el libro cuenta, en ese tono que fluctúa entre lo autobiográfico y lo imaginado, aunque con pinta de ser más fidedigno que el BOE, es la aventura que vivió la propia Annie con un hombre treinta años más joven que ella, cuando ya era una escritora famosa y él un estudiante enamorado de su escritura. Los escépticos pueden decir al respecto que si no hubiera sido tan famosa y tan escritora no habría tenido nada de nada con el susodicho joven, que, además, podía ser incluso guapo y atractivo, aunque ser joven era aquí el mayor plus, lo máximo. Una mujer mayor no puede aspirar, parece decirnos la historia, a que un joven se interese de algún modo por ella si no tiene algún añadido de interés, una trayectoria, un nombre, u
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