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Mostrando las entradas etiquetadas como Novela inglesa

La France critique Jane Austen

  El primer crítico francés que prestó cierta atención a las novelas de Jane Austen fue Philarète Chasles (Mainvilliers, 1798-Venecia, 1873). Cuando digo "cierta atención" no exagero porque se limitó a escribir dos frases sobre ellas, nunca agradables ni positivas, en un ensayo que publicó en 1842 sobre Walter Scott. Este ensayo no tiene demasiada importancia en el conjunto de su obra, que dedicó al estudio de las literaturas inglesas y alemanas. En ambos países, Inglaterra y Alemania, residió durante algún tiempo y esto le permitió ahondar en su idioma y en su literatura. No era nada proclive a admirar a la señorita Austen, de quien entonces se hablaba poco fuera de su país natal y de quien no había salido a la luz todavía la novedosa biografía de su sobrino, definiendo un retrato de su tía que encandiló en la época. Para Chasles Jane Austen era aburrida, insustancial y prácticamente una vulgar imitadora, aunque en este punto muestro mi perplejidad porque ¿a quién imitaba? ¿

Realidad e invención en "Cumbres Borrascosas"

Ninguna de las producciones cinematográficas que han adaptado la novela de Emily Brontë se le ha acercado siquiera en verosimilitud y ambiente. Parece muy difícil conseguirlo, porque se trata de algo incorpóreo, que va más allá de paisajes o de personajes. Es una fuerza interior muy compleja de representar. Sin embargo, esto no quiere decir que sean malas adaptaciones. La canónica, la de 1939, dirigida por William Wyler con los incomparables Laurence Olivier y Merle Oberon como actores principales, es una estilización del argumento, un perfecto guión cinematográfico al que el uso del blanco y negro confiere carácter propio. La de 1992, con Peter Kosminsky en la dirección y unos ajustados Ralph Fiennes y Juliette Binoche en los papeles principales, tiene vocación de fidelidad a la historia y a sus paisajes. Por último, la que dirigió la especialísima directora Andrea Arnold en 2011, con Kaya Scodelario y James Howson, es un acercamiento libre e impresionista a la inmortal obra. 

Sanditon, la historia inacabada

Pocas imágenes más acertadas para representar "Sanditon" que estas mujeres en la playa de Sorolla . Los vestidos blancos, las telas suaves, las sombrillas, los sombreros de paja adornados con lazos y flores, todo nos da la imagen de la cercanía del mar en aquellos años. Aunque el pintor nació en 1863, en plena época victoriana inglesa, ya se anticipaba en la novela el cambio de moda. Cuando la guerra entre Francia e Inglaterra termina, en 1815, el vestuario dejó atrás algunas costumbres propias del Directorio francés y se va adentrando en lo que será la moda victoriana. Cinturas en su sitio, cuellos altos, mangas largas, crisolinas, faldas de capa, todo muy distinto de la clásica, sencilla, elegante y simple moda georgiana.   Jane Austen escribe "Sanditon" , en 1817, es decir,  en un momento de transición. La obra de Sorolla en lo que se refiere a las escenas de playa bien puede darnos una idea de la efervescencia que produjeron en las familias de entonces l

¿Por qué Emily Brontë dejó de escribir?

(Casa Museo de la familia Brontë en la antigua casa parroquial de Haworth en Church Street, Yorkshire, Inglaterra. Fotografía de David Ross y Gran Bretaña Express)  El editor de Emily y Anne Brontë era un mal profesional. Desfavorables condiciones económicas, escaso cuidado de la edición, poco respeto al deseo de privacidad de sus autoras...Todas estas criticas negativas pueden hacerse a su gestión. Contrastaba mal su nefasta praxis si se le compara con los editores de Charlotte. Estos eran Smith and Elder, una editorial respetable que contrastaba con las fullerías del otro, Thomas Cautley Newby, de Cavendish Square. Con Newby publicaron las hermanas "Cumbres Borrascosas", la única novela de Emily, así como "Agnes Grey" y "La inquilina de Wildfell Hall" las dos de Anne. Por su parte, Smith and Elder publicaron las tres novelas de Charlotte, "Jane Eyre", "Shirley" y "Villette". Su relación comercial siempre fue muy b

"Hijos y amantes" de D. H. Lawrence

Leí a D. H. Lawrence (1885-1930) tan, tan joven, que se me escaparon muchas cosas en esas primeras lecturas. La relectura ha sido, pues, obligada. Y no una sola sino varias, en tiempos sucesivos, con libros diversos. Despojado el autor de esa aura de malditez absurda, emerge el prosista poderoso, el estilista, el filósofo. Su defensa de la vida natural contra la industrialización que convierte a los hombres en meros repetidores de destrezas, podría hoy servir para ambientar otra lucha contra la simplificación de la era digital, contra los mensajes unívocos e, incluso, y sobre todo, contra lo políticamente correcto. Porque D. H. Lawrence es lo más incorrecto que pensarse pueda.  En esta novela, poco conocida entre las suyas, opacada quizá por el tono más popular que tienen "Mujeres enamoradas" y, más que nada, "El amante de Lady Chatterley" (muy comentada, pero mal comentada) aborda el complejo de Edipo. Y lo hace a partir de la construcción de una histori

¿Por qué amamos al señor Darcy?

(Colin Firth) La serie de la BBC sobre "Orgullo y prejuicio", de 1995, marcó un antes y un después. Hace veinticinco años que se estrenó pero sigue siendo referencia de las adaptaciones de las novelas de Jane Austen. Convirtió a "Orgullo y prejuicio" en su obra más popular y, como cosa extraordinaria, logró que el protagonista masculino acaparara el mayor interés. La fama de Darcy oscureció al resto. Pero se trata de una adaptación tan cuidada y bien hecha que ha marcado la senda de las demás.  Además del impacto que el actor Colin Firth causó entre los espectadores (cabría decir con más exactitud, las espectadoras) hay otros elementos que resultan definitivos desde el punto de vista de la producción audiovisual de una obra clásica. En primer lugar, el casting. Todos los papeles se asignaron a actores y actrices capaces, la mayoría tras una prueba de cámara y una audición, aunque hubo excepciones. Hay hasta una sobrina lejana de la propia Jane Austen e

"Upstate" de James Wood

James Wood es un crítico literario de enorme prestigio. Los críticos literarios suelen esconder dentro de sí a un escritor frustrado o a un escritor en ciernes. No es para menos. El contacto diario con los libros es un modo de vida. Una manera de relacionarse con el mundo, con la realidad, con los sueños. Eso da lugar a una filosofía que tiene su santo y seña en la palabra, en la comunicación.  James Wood escribió una primera novela y ahora presenta esta, publicada por Alba Editorial y que es una historia sobre la familia. La familia es un núcleo social que está en declive y precisamente por eso resulta tan llamativa la elección del tema y la forma de desarrollarlo. El protagonista es Alan Querry, un hombre de sesenta y ocho años que vive en Inglaterra y que tiene dos hijas. Una de ellas se ha marchado a trabajar a Estados Unidos sin que ni su padre ni su hermana hayan ido nunca a verla. Esta es una de esas familias que se quieren pero que no lo demuestran. Una de esas familias

"Edgar y Emma" de Jane Austen

John Constable (1776-1837) fue un pintor contemporáneo de Jane Austen. Si te fijas en sus retratos puedes hacerte una idea cierta de cómo vestían en esa época. Esos retratos los hacía un poco para tener recursos económicos y dedicarse a su gran pasión: los paisajes, a los que dotó de técnicas modernísimas y de un aire romántico a la vez. La naturaleza en su estado más salvaje, los campos y los campesinos en ceremonias rituales, todo eso le interesaba sobremanera. Por eso he elegido sus obras para ilustrar esta entrada dedicada a un pequeño cuento escrito por Jane Austen cuando era una jovencita. "Edgar y Emma" forma parte del libro "Amor y amistad", del que ya he hablado en este blog y que editó Alba Editorial, colección Minus, con motivo del bicentenario de la muerte de Jane Austen que se conmemoró en 2017. En el libro hay incluidos los tres volúmenes (nombre usado por ella misma) en los que se recogen sus escritos de juventud. Cartas, cuentos, novelas in

"!Noticia bomba!" de Evelyn Waugh

Este es uno de los libros editados con motivo del cincuenta aniversario de la editorial Anagrama y no está nada mal la elección. Desde luego, humorística e irreverente. El título original bien podría haber valido porque es una palabra que todos los lectores de periódicos conocen, Scoop, es decir, "bombazo". Noticia bomba, al fin y al cabo. Se publicó en su edición original en 1938 y trata de un equívoco. El que conduce a que el joven y novato William Boot se vea convertido en reportero de guerra, enviado especial a una zona de difícil desempeño, el África nororiental.  El libro lleva un prólogo escrito por Evelyn Waugh en 1963, es decir, tres años antes de morir y cuando las circunstancias ambientales habían cambiado. El prólogo es indicativo del carácter de la novela, del punto de vista y de la ironía que la atraviesa. Una frase puede darnos alguna pista de todo esto: "Los corresponsales en el extranjero disfrutaban, en la época en que fue escrita esta histori

Cena en casa de los Weston

(Sir Thomas Lawrence. Retrato de Lady Elizabeth Conyngham) Al señor Woodhouse le incomoda enormemente tener que moverse de casa. Está mucho más a gusto en ella, paseando por los jardines con su bufanda doble, sentado junto a la chimenea, o dormitando en su butaca, mientras oye el runrún de la charla de sus invitados. Para él, el mundo exterior encierra enormes peligros. Enfermedades, incomodidades y toda suerte de desventuras. Su casa es su castillo. Además de eso, considera una bendición tener a su alrededor a sus hijas y nietos. Si por él fuera querría que nunca se movieran de allí. Pero sabemos que esto no es posible y que Isabella vive en Londres con su marido, el abogado señor John Knightley y sus cinco hijos, la pequeña de los cuales, Emma, solo tiene unos meses.  Resulta difícil, de todos modos, resistirse a las súplicas de Emma, la joven protagonista del libro, y no acudir a casa de los señores Weston a la cena de Navidad. Así que todos se preparan para el aconte

¿Quién dijo que Emma no tenía corazón?

"Y aquí estoy yo-se dijo-, después de haber hecho que Harriet se enamorase de semejante individuo. No habría pensado nunca en él de no ser por mí y, por supuesto, nunca habría concebido esperanzas si yo no la hubiera convencido de su afecto, porque Harriet es tan modesta y tan humilde como yo pensaba que lo era él. !Ah! !Si me hubiera limitado a convencerla de que no aceptara al joven Martin! En eso sí estuve acertada; hice lo que debía, pero tenía que haberme parado ahí y dejar lo demás al tiempo y a la suerte. Bastaba con permitirle que conociera a personas de la buena sociedad y darle ocasión para llamar la atención de alguien que mereciese la pena; no tenía que haber pretendido más. Ahora, en cambio, perderá la paz durante una temporada. No he sabido ser buena amiga y, aunque este desengaño le afecte menos de lo que temo, no se me ocurre otra persona que pudiera ser un buen partido para Harriet..." Estas palabras, que recogen el pensamiento de Emma Woodhouse, con