Una amiga de Twitter comentaba que era incapaz de sentir por otra Semana Santa lo que sentía por la de su tierra. Y que, cuando llegan estas fechas, su corazón volaba hasta allí y era capaz de recordar miles de detalles vividos en sus calles, junto a su gente, en su suelo. Es así como funciona la nostalgia y su hermana mayor, la memoria. Es así como notamos casi imperceptiblemente, que hay un poso en nosotros que nunca se termina de notar y que responde a lo que hemos sido, a lo que nos ha convertido en lo que somos. Cuando la vida te arranca de tu tierra se siente una punzada de permanente dolor y te preguntas ¿por qué? y no tienes respuestas y piensas que debiste hacer las cosas de otra forma, que debiste reaccionar no sabes cómo pero volviendo, siempre volviendo, nunca marchándote de tus raíces. Perder las raíces es perder la biografía, perder el sentido de la medida de las cosas, perder lo que construye la vida en ti mismo. Muchos cometemos el error de volar, de correr, de saltar y
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